Saltar al contenido

Elígeme Discos

Vídeo de Todos por el Humo producido por Elígeme Discos en 1988, con la participación de Trinidad Iglesias, Hilario Camacho, Luis Eduardo Aute, Fernando Martín, Ricardo Solfa, Moncho Alpuente, Luis Pastor, El Gran Wyoming, El Reverendo, Joaquín Sabina y de muchos otros amigos.

Historia

Tenía la ambición de contar con una casa discográfica. Por la profunda convicción de que había artistas que estaban cerca por los que merecía la pena apostar y que no cabían (o apenas) en las que ya existían, sólo había discográficas más pequeñas o alternativas que se ocupaban de músicas distintas.

Creo que ya se lo había planteado a Joaquín Sabina en alguna ocasión, seguramente más a modo de pregunta: ¿por qué no nos metemos en un proyecto de esa índole? Y me había contestado siempre con un no rotundo, del que participaba de manera activa su representante, Paco Lucena.

Pero había pasado algo de tiempo, él ya era socio nuestro en la sala, cuando se lo volví a proponer: ¿hacemos una casa de discos? Considerando que si él no entraba al trapo yo me olvidaba del sueño porque no conocía el medio como para embarcarme en algo tan serio. Aceptó, y nos pusimos a ello.

Lo primero que decidimos fue editar un disco a Javier Krahe. Para Joaquín era el objetivo que buscaba. Y comenzamos a funcionar. Joaquín nos impuso como, digamos director del proyecto, a alguien muy importante que lo podía lanzar como exigía una empresa trascendente: Antonio Pérez Solís, ligado a la CBS, editor conocido, etc. Él consiguió que la CBS fuera nuestro distribuidor y quien se ocupara de la edición del LP.

Dossier entregado a la prensa, con un artículo de Ángel Vivas sobre Krahe, y otro de Teddy Bautista sobre Tena. Pincha aquí

Nos reunimos los socios en una comida que no se me olvidará nunca. Es decir, Pedro, Joaquín y yo. No tengo claro que se sentara con nosotros alguien más. Fue en un restaurante que sigue habiendo, bajo otro nombre, a la entrada a la calle Gravina desde la calle Barquillo, a mano derecha, justo antes de ensancharse la acera, uno que tiene unos peldaños para subir a él. Recuerdo hasta la mesa que ocupamos.

Yo planteé lo idóneo de aprovechar el lanzamiento para sacar otro disco, y que fuera alguien rockero, para romper un tanto esa imagen que teníamos de sala de cantautores, que desde luego no era del todo cierta, sólo hay que mirar despacio su variadísima programación. El diálogo que sigue, tamizado probablemente por el paso del tiempo fue textualmente este:

–        ¿Has pensado en alguien? –preguntó Joaquín.

–        Si, hay alguien que me parece un artista fantástico y que no tiene casa de discos –contesté.

–        ¿Quién?

–        Manolo Tena.

Manolo Tena era alguien que ya había actuado en la sala, con una trayectoria fantástica al frente de Alarma, del que me estaba haciendo amigo. Sabía que era alguien especial, tanto por su calidad, su capacidad creadora pero, también, por su inclinación por el caballo, a pesar de ello era mi apuesta decidida.

–        ¿Manolo Tena?

–        Sí, ¿qué te parece? -pregunté ilusionado porque me parecía un hallazgo.

–        Me parece fenomenal.

–        Pues lo sacamos.

Joaquín supongo que se quedaría callado unos segundos hasta que soltó aquello de:

–        Pero yo dejo la casa de discos.

–        No entiendo.

–        Sí, que me parece estupendo lo de Manolo Tena, me parece un artistazo, pero yo lo dejo.

–        Pues buscamos a otro, ¿cómo te vas a ir?

–        Sí, es que me parece que es lo que Elígeme Discos tiene que hacer, y yo quiero que lo haga. Pero yo me voy.

–        No lo entiendo, Joaquín, ¿me puedes explicar a qué viene esto? Ha sido una propuesta, podemos buscar a otro, pero ¿cómo te vas a ir ahora?

–        Pues porque me voy, pero hay que publicar a Manolo Tena.

–        ¿No me lo explicas?

Y me lo explicó:

–        Porque reconozco el valor de Manolo Tena, pero es la única persona que odio…

–        ¿Por qué?

–        Porque me quitó a mi mujer.

Collage Elígeme Discos

Dije para mí: “tierra trágame”. Yo debía ser la única persona en el mundo que no conocía esa historia (Joaquín Carbonell hace referencia a ese asunto en la espléndida biografía que ha escrito sobre el cantautor de Úbeda). En mi ingenuidad, y por la maldita manera de ser de Joaquín, hice una propuesta que hirió de muerte a Elígeme Discos. También se fue de la sala.

(Es tristemente gracioso que en el lamentable libro «Joaquín Sabina. Perdonen la tristeza» de Javier Menéndez Flores, diga su autor  que en el 87: «Se asocia con Víctor Claudín y Pedro Sahuquillo para regentar la sala de conciertos Elígeme, situada en el barrio de Malasaña de Madrid. En el pequeño sello discográfico de la misma les edita sendos álbumes a Manolo Tena y a Javier Krahe». Pues no, querido Javier y lectores de ese libro, ni regentó la sala (explico cual fue su papel en la parte que corresponde a la sala) ni fue precisamente él quien editó a Javier Krahe ni mucho menos a Manolo Tena.)

Allí nos quedamos solos Pedro y yo, con una empresa que nos venía demasiado grande, en medio de un melocotón gigantesco. Y me puse al frente.

Todo fue desmedido al principio: Antonio Pérez Solís había impuesto su estilo, hombre de una experiencia de empresa multinacional. Me acuerdo, por ejemplo, lo que nos costó una cena que hicimos con la prensa para presentar la discográfica, en un restaurante exótico (y muy caro) junto al río Manzanares que él eligió, un exceso para nuestra economía.

La experiencia con la CBS fue desastrosa porque una pulga como nosotros no hacía nada en ese imperio, no nos hicieron el menor caso.

Así que lo reconvertimos todo después de prescindir de Antonio y de que pidiéramos un préstamo Pedro y yo para dar un imprescindible salto hacia adelante.

Pues así comenzamos: grabando durante dos actuaciones en la sala un directo a Javier Krahe y a Manolo Tena en un estudio su primer disco en solitario, Tan raro. Nos instalamos cerca de Atocha, en Argumosa, en un local de la familia de Pedro. Contratamos a Nuria Pérez, la mujer de Antonio Calero, y a mi novia de entonces, Ana Cunqueiro, también pasaron por la empresa otros colaboradores, como Javier Reboredo, mi hermano, Blas, nuestro amigo Salvador Romero, que nos hizo el diseño de la cartelería y de unas camisetas bien originales, además de algunas de las portadas. Y nos empeñamos en tirar hacia adelante.

Cambiamos de distribuidor y nos fuimos a uno independiente, el que había construido DRO aliándose con no recuerdo quién más. Y preparamos un lanzamiento promocional de cara a las navidades de aquel año de 1989. Además de ocuparnos en mover a nuestros artistas y  algunos más en una oficina de management, es decir, de representación.

También comenzamos a funcionar como oficina de representación artística, llevando al propio Manolo Tena entre otros.

Pero también nos falló la distribución independiente, y movió los discos bastante más tarde de lo acordado, cuando habíamos terminado la campaña de promoción. Eso nos situó en tan delicada posición, por la que poco después cerrábamos la discográfica con los discos de Miguel Vigil y Leo Masliah grabados, y el de Boulevard a punto de hacerlo.

Un final tan triste y tan rápido se lo debemos en gran medida a Joaquín. Pero eso no ha pasado a la historia, lo que ha pasado es lo que él dijo de nosotros en el citado libro de Javier Menéndez: «Andando el tiempo, Sabina me confesaría que los mentados Sahuquillo y Claudín le habían estafado de mala manera y que si se los encontraba por la calle les retorcería el cuello lentamente».

Eso sólo pudo decirlo un canalla como Joaquín Sabina, pero no el canalla simpático que se enorgullece de serlo, sino una persona mala, y cobarde. Porque, en todo caso, se puede entender al contrario, pero tampoco, las cosas fueron de ese modo y se acabó, se establecieron acuerdos entre personas libres y conscientes, se rompieron en sintonía…. Salvo que Joaquín nos dejó en la estacada y metidos en un tremendo lío, eso sí se lo tendremos siempre que reprochar.

Joaquín puso exactamente un millón de pesetas en la discográfica. Sólo la grabación del disco de Javier Krahe, es decir, sólo el camión que estuvo en la puerta del Elígeme durante dos noches, nos costó aproximadamente un millón de pesetas. Aunque tal y como se fue, dando un portazo inmisericorde, no se merecía la menor compensación, cuando su mujer Isabel nos lo pidió le dimos el máster de la grabación de Javier, con todo el derecho a hacer lo que quisiera con él. Pero además, en aquel tiempo nunca manifestó nada en nuestra contra, nunca se quejó ni nos dijo si algo no le gustaba; es más, participó cuando se lo pedimos en la grabación del disco y del video de Todos por el Humo, unos meses después de su huida.

En los años posteriores nunca pude imaginarme que él pudiera haberse quedado con lo que dijo en ese libro, hasta el punto de que pasados muchos años, yo lejos de aquel ambiente, sucedió algo que me hizo llorar de pena y de rabia.

Mi hijo se iba aficionando a la música en progresión geométrica, y naturalmente también escuchaba a Joaquín Sabina porque a su padre le gustaba. Un día me dijo que le encantaría conocerle. Y me dije que por qué no, que había pasado el tiempo pero no había nada que nos separara (ingenuo de mí), así que le escribí una carta cariñosa, transmitiéndole la petición de mi hijo, y así aprovechar para volvernos a ver. Naturalmente Joaquín nunca contestó a esa carta, pero casi simultáneamente apareció esa supuesta biografía suya (que de verdad, no puede ser más mala, os recomiendo encarecidamente la de Joaquín Carbonell, que en cambio es realmente buena) donde buscando encontrarme en algún sitio topé con esa maldita frase. Y sí, lloré. Porque yo quise mucho a Joaquín, mucho, porque viví muchas cosas a su lado. Ni de lejos hubo algo parecido a que le estafáramos, ni mucho menos, él lo sabe perfectamente porque siempre actuamos con absoluta claridad y limpieza. No me cabía en la cabeza que pensara aquella burrada. Y seguramente hay muchos amigos que se han alejado de mi por esa mentira, ya lo siento, por ellos, porque les confundió.

Lleno de rabia hablé con un abogado y le demandé. Sí, naturalmente le demandé porque tenía que limpiar mi nombre y darle un escarmiento. Pero las cosas se pusieron muy complicadas. La demanda, según me aconsejó el abogado, fue contra él, pero también contra la editorial y contra la biografía. Cuando ya llevaba un millón de pesetas gastado, ya había declarado ante un juez joven de Barcelona que, según me dijo el abogado que llevaba mi asunto en la ciudad condal, era un fan de Sabina, decidimos abandonar la demanda porque no tenía nada que hacer contra alguien que sí tenía todo el dinero del mundo para defenderse. Y me olvidé del asunto con un profundo dolor en el corazón.

Ahora… que nadie le hable a Daniel, mi hijo, de Joaquín Sabina.

Sacamos algunos discos pagados por el Instituto de la Juventud, con quien yo tenía muy buen contacto por haber participado como jurado en varias ediciones de sus premios de la música: Mayadama (La primera palabra), Leixapren (Na Festa do Boi) y Ximo Tébar (Anís del gnomo)…

Mayadama. La primera palabra La festa do Boi. Leixapren Anós del gnomo. Ximo Tébar

Por culpa del origen, de que no nos hubiéramos metido en la aventura solos, como nos quedamos enseguida, la empresa duró bastante poco. Aunque estuvimos pagando durante un puñado de años el crédito que Pedro y yo habíamos conseguido con nuestra garantía personal para tratar de salir del atolladero.

La amargura fue, además, que nunca pudimos pagar nada de royalties a los artistas, puede que alguno haya pensado que nos hicimos de oro con ellos, por su trato diferenciado he comprobado que alguno de aquellos artistas me ha considerado de otra manera tras aquello. Pero no, sólo perdimos dinero. Lo que sí cuenta en nuestro haber es que sacamos buenos discos y que todos contaron con los medios necesarios para hacer una buena grabación. Nos lo pasamos bien, como en cada una de las aventuras en las que nos metimos, en las que me metí, pero terminamos con la sensación de que nos había engañado todo el mundo, y de que algunos se habían aprovechado de nosotros.

Estos fueron los discos que llegamos a poner en el mercado:

Eligeme, Javier Krahe

Elígeme. Krahe en directo. Portada Elígeme. Krahe en directo. Contraportada

Tan raro, Manolo Tena

Tan raro. Manolo Tena. Portada Tan raro. Manolo Tena. Contraportada

The Moncho Alpuente Experience, Moncho Alpuente (con la inestimable colaboración de El Gran Wyoming y el maestro Reverendo)

The Moncho Alpuente Experience. Portada The Moncho Alpuente Experience. Contraportada

Todos por el humo, Moncho Alpuente (maxi single con la inestimable colaboración de un puñado de amigos y amigas)

Todos por el humo. Portada Todos por el humo. Contraportada

La lluvia vertical, Javier Batanero

La lluvia vertical. Javier Batanero. Portada La lluvia vertical. Javier Batanero. Contraportada

Talismanes, Ventolera 

Talismanes. Ventolera. Portada Talismanes. Ventolera. Contraportada

Amor en bote, Virtudes

Amor en bote. Virtudes. Portada Amor en bote. Virtudes. Contraportada

3 comentarios en «Elígeme Discos»

  1. Golfos ambos, si, pero con cierta daitincsa entre ellos. Hubo un momento decisivo en la carrera musical de Sabina en la que tuvo que elegir entre su integridad y el dinero Y hoy es rico y famoso Te lo cuentan muy bien aunque, a mi juicio, sin mostrar la responsabilidad de Sabina en todo ello: si realmente es tan edntegro como vende debereda de haberse plantado y decir que si le censuraban el concierto no lo daba. A mi me decepcionf3 en su deda y aunque me sigue gustando como artista no lo valoro igual como persona.

  2. Pingback: Un año sin Krahe: recordamos su directo ‘Elíjeme’

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.