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Años de sequía: una historia violenta en la Australia profunda

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Me han encantado las dos primeras páginas de esta novela, lo que la autora ha llamado prólogo; me parece que es el ejemplo de cómo se hace para iniciar la atención del lector, y meterlo de lleno en el resto de la obra. Y el punto de vista del narrador es bien original para contar una escena semejante. El resto también es bueno, muy bueno, sin que el hecho de que sea la primera obra de Jane Harper se perciba en absoluto. Varios críticos han incluido Años de sequía como una de las mejores novelas policíacas publicadas en este año. En Salamandra Black

Jane Harper nació en Manchester, a los ochos años la familia se trasladó a un rincón de Australia. Se graduó en Historia y Literatura en Kent, también trabajó un tiempo como periodista en Inglaterra. Para luego regresar y establecerse definitivamente en su segunda tierra, Australia, precisamente donde sitúa esta historia de envidias, odios, venganzas y amores mal encarados o manejados por interés.

Años de sequía nos estremece con la muerte violenta de casi toda una familia, padres e hijo, sólo en bebé de 18 meses permanece impune. Y al parecer se debe a la locura del padre, que ha terminado suicidándose.

Lo que nos cuenta la escritora entra a priori en un esquema tradicional de novela policíaca actual: la investigación del suceso, del crimen. Partamos de ahí. En este caso, el protagonista se embarca en ella (en la investigación) porque el supuesto culpable, y tercera víctima, es un viejo amigo; y porque alguien de la familia duda de que, en realidad, la evidencia de la escena, además de verosímil, sea cierta. Ese proceso que nos aclara y nos confunde simultáneamente, dejándonos la sorpresa para casi el final, como corresponde, corre a cargo de un policía de delitos financieros, Aaron Falk, tipo que regresa a la población tras veinte años de alejamiento, acusado de una muerte anterior en las murmuraciones que siguen vivas: la muerte de una amiga de los dos amigos.

Ambos trayectos, confundidos, entrecruzados permanentemente, aquel pasado y el presente, son los que nos acompañan a lo largo del relato. Un relato en el que tiene mucha importancia la atmósfera; una zona que sufre de gran sequía, lo que ha alterado hasta el carácter de los vecinos, habitantes de la Australia profunda. Faltaba el agua hasta para que vivieran los animales.

El policía que regresa a reencontrarse con su pasado, que se queda en Kiewarra para la investigación extraoficial, se encuentra con la valiosa colaboración del sargento Greg Raco. Pero tiene que sufrir las consecuencias de la sentencia que sobre él han dictaminado algunos miembros de la comunidad. Una investigación muy bien llevada que terminara dando sus frutos, casi por casualidad, como suele ocurrir.

Una historia perfectamente tramada, con giros que manejan al lector a su capricho, que mantiene a lo largo de sus páginas el interés y la intriga. Que nos describe un mundo cerrado, que imagino bien cercano a todos los países. Donde el dolor y sus consecuencias, o la ceguera de los egoísmos, se ceba en todos los hogares. Y así les va.

Muy buena novela, se merece su fama, en España precedida de varios premios y una espléndida acogida en Estados Unidos y en Reino Unido. Ya estamos esperando la siguiente novela de Jane Harper.

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