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Canal Nou y la libertad de expresión

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Hace un año que se calló la voz de una cadena de televisión pública y de una radio pública, Canal Nou y Radio Nou, del País Valenciá. En recuerdo de ello, del desastre de lo que han hecho en Telemadrid, y de los canales sojuzgados a los intereses partidistas en sus respectivas comunidades, hago una reflexión sobre la libertad de expresión.

Los partidos que defienden al capital y al sistema, mantienen que la libertad de expresión se ejerce celebrando la proliferación de canales, por eso en España hay mucha libertad de expresión porque tenemos muchas TDT,s, distintos canales nacionales, televisiones de pago, etc. Y eso me parece una falsedad, una distorsión interesada de lo que es libertad.

Hora 25 de la Cadena SER es un espléndido programa, de los más avanzados y rigurosos que hay en el panorama informativo. La semana pasada anunciaban que en su debate político se incluía por primera vez a un representante de Podemos, a Íñigo Errejón, porque aunque no tenían representación parlamentaria se habían ganado ese privilegio por la que habían armado. Creo que coincidimos si señalamos a la Cadena SER como la emisora más independiente, es una cadena privada que puede hacer lo que quiera. Pues cualquier oyente atento sabrá que ahí no caben más opiniones que las del arco parlamentario, y en proporción de su representación, es decir, que la izquierda a veces tiene voz, otras no. Pero naturalmente en sus emisiones prácticamente no caben otras opiniones. No cabe el pensamiento libertario, o radical, o a movimientos sociales salvo si están ligados, coyunturalmente, a una circunstancia de interés masivo. Sólo, en definitiva, si se ven obligados, como ahora con Podemos.

No, que fuera a haber varias cadenas de televisión no era garantía de libertad. Por la sencilla razón, como se ha demostrado, de que todas están pagadas por la misma idea doble: ganar dinero dentro del sistema, reforzándolo. Sólo se desvían de su objetivo circunstancialmente, y siempre de manera muy controlada, si eso va a redundar provisionalmente en un incremento de sus dividendos, y siempre que no se les vaya de las manos.

De la falta de libertad de expresión en los medios, y de la urgencia de que cada región cultural tuviera cadenas en su idioma y reflejara su idiosincrasia, nacieron las cadenas autonómicas. Más o menos controladas por el poder al que se debían, se ha llegado al sometimiento totalitario de las mismas, hasta alcanzar lo grotesco y lo inútil.

Es gracioso, y significativo, que el Partido Popular (y no sólo él) nos acerque a la realidad venezolana a propósito de su hoja de ruta contra Podemos, destacando el cierre de algún medio, cuando allí hay otros muchos que siguen siendo descaradamente antigubernamentales. Es para troncharse. Precisamente cuando su estrategia es amordazar a los que considera sus medios porque los pagamos todos y dejarles respirar sólo para bendecir, glorificar y repetir sus ocurrencias. Y llega a tanto la asfixia que termina por interesar exclusivamente a una minoría fanática y, por lo tanto, a robarle a su contenido toda credibilidad y amparo económico.

El partido Popular es un partido antidemocrático, por mucho que se llene la boca de lo contrario. Igual que se llena la boca de defender lo público, cuando lo ha destrozado y/o se lo ha regalado a los amigos, o cuando dice estar dedicado a resolver el problema del paro y todo lo que hace es en beneficio de los poderosos sin importarle que entre las consecuencias esté el de seguir alimentando el desempleo, cuando dice estar a favor d ela gente y día tras día decide medidas en detrimento de sus condiciones de vida. Etc.

Y es antidemocrático en lo que respecta a la libertad de expresión. El Partido Popular no entiende que es eso de pluralidad informativa, no sabe qué es eso. Ni entiende el papel de los medios de comunicación, salvo como instrumentos de propaganda de su ideario. El Partido Popular de Gallardón y Esperanza Aguirre ha destrozado Telemadrid; el Partido Popular de los Fabra y Rita Barberá se ha cargado Canal 9; el Partido Popular de Rajoy y sus secuaces se están cargando TVE. Es decir la política informaicta y de mediso de comunicación está en manos de un Partido Popular caracterizado por las distintas mafias que nos roban el dinero ¡Y eso que España no es Venezuela!

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