Debido a lo sucedido con Grecia, se nos ha evidenciado de nuevo, dramáticamente y con mayor contundencia, que los pueblos de Europa hemos perdido la soberanía en favor del gobierno de los bancos y las grandes empresas, de lo que ellos llaman “el mercado”, y que es el negocio que los poderosos, auspiciados por los políticos que ellos colocan, han formado juntos para enriquecerse a costa de los demás.
No es sólo una cuestión económica, como bien sabemos y hemos contemplado dramática y contundentemente estos días, es la demostrada incapacidad de las instituciones europeas para hacer frente a los problemas sociales de la zona. Sólo se han ganado nuestra repulsa por su inactividad, su lentitud, su despreocupación ante la crisis de los refugiados que ha estallado a raíz de la guerra de Siria, pero que, llámense refugiados o emigrantes, es un continuo goteo de cientos y miles de personas de manera permanente. A ellos no les preocupa, ni siquiera les afecta, que los recortes económicos y de derechos, la compra de propiedades públicas, etc., que tan salvajemente practican con sus países siervos, conlleve falta de futuro, pobreza, angustia, muerte…
Europa no es algo lejano. Europa es hoy una organización mafiosa que permite el desvalijamiento de ciertos países pobres a los que han endeudado hasta el esclavismo. Y que por lo tanto tiene mucho que ver con nuestra vida diaria, con la vida cotidiana de todos sus habitantes.
Así que no queda otro remedio más que reaccionar y empeñarnos en cambiar esta Europa de asco, o destruirla para que de sus cenizas pueda levantarse una organización institucional, política, al servicio del bienestar de los pueblos que lo componen, y especialmente atentos al bienestar igualmente de los pueblos de fuera del recinto «civilizado».
Se ha pasado de que las elecciones europeas apenas importaban, y los partidos mandaban allí a sus políticos amortizados, a los que se les daba un premio de consolación, a que la actitud que tengan las instituciones europeas sobre sí mismas, sobre el desarrollo de las medidas, etc, es crucial. Y si antes las elecciones europeas siempre se han hecho, incluidas las últimas, en clave nacional, ahora tiene que ser necesariamente al revés: hasta las nacionales tienen que incorporar la clave europea.
Por eso es preciso exigir que los partidos o coaliciones que se presentan a las elecciones manifiesten con toda claridad cuál va a ser su política en las instituciones europeas, cuál va a ser el papel del Banco Central, que política social se va a desarrollar, cuál será el trato a las gentes que necesitan salir del hambre y la guerra, cual será su alternativa a los recortes, qué constitución es preciso firmar para proteger los derechos inalienables de la persona. En definitiva, qué pasos darían para cambiar la Europa de los capitales en una Europa, de verdad, de los pueblos.
(En la foto, la bandera que ahora representa Europa y que alguien ha montado con gran lucidez)
¿Quién puede meterse en una pocilga y no salir lleno de porquería? Cómo se quejaban ELLOS con el 15M, cómo temían que aquello estuviera fuera de las Instituciones. La política(su política)no se hacía en las calles, se hacía en las Instituciones, clamaban sus Señorías. Sabían muy bien lo que estaban pregonando.Fíjate si no, cómo los del 15M van perdiendo la frescura que tenían, y cada vez que abren la boca se parecen cada vez más a los políticos prefesionales. Qué pena…
Totalmente de acuerdo.
Gracias -^-