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Gamonal resiste

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Estos días estamos conociendo los graves altercados que se producen en Burgos durante noches seguidas, en protesta por la conversión de una arteria principal de un barrio de trabajadores, el Gamonal, en un bulevar peatonal que esconda un gran aparcamiento de pago. Obra que va a costar la friolera de 8 millones de euros inicialmente, y que todos sabemos que es una suma que puede terminar siendo de 10, de 15 o de 20 millones.

Naturalmente la primera reflexión es que se trata de un caso más del vergonzoso y tiránico comportamiento de nuestros gobernantes.

Yo no busco incitar a la violencia, mis presupuestos son pacíficos, creo que la sociedad tiene que resolver pacíficamente sus conflictos. Pero siempre que el sistema de partida sea democrático. Porque sí estoy profundamente convencido de que el ejercicio de la violencia es legítimo si desde el otro lado se usa la violencia.

Y en la actualidad, el comportamiento de nuestros gobernantes, del gobierno central, de las comunidades autónomas y de demasiados ayuntamientos, de sus medidas, se caracteriza por una violencia criminal que busca empobrecer a sus ciudadanos, que los pone al borde de la supervivencia si no de la miseria directamente, que los engaña con mentiras bochornosas, con el espectáculo de la impunidad para corruptos y ladrones, para los que venden el patrimonio colectivo, que ha eliminado y sigue eliminando derechos adquiridos por décadas de avance social.

Nuestro gobierno lleva actuando de manera dictatorial desde que ganó las elecciones, y lo que quieren hacer en Burgos, que exclusivamente interesará a algún grupo de poder económico (y por tanto a su correspondiente político), lo están haciendo contra el deseo y las necesidades de la mayoría (y eso es actuar tiránicamente). Y eso exige una respuesta contundente, radical (en el sentido transformador y revolucionario del término, no el que la derecha aberrante siempre maneja de algarada callejera). La misma respuesta que exige a nivel nacional y local lo que ocurre con los precios de los servicios esenciales, con la sanidad, con la educación, con el aborto, con las leyes represivas, con los servicios sociales, con la cultura, con la investigación, etc. Y, por otro lado, con el espectáculo de la política.

Pero también hay otro aspecto que a mí me está llamando la atención, por enésima vez, lo sucedido en Burgos: La manipulación desvergonzada de los medios de comunicación. Es una de las importantes razones para asumir que el Partido Popular puede ser el partido más votado en las próximas elecciones generales.

Los medios de comunicación masivos tienen todos la misma ideología, el mismo objetivo: ser correa de trasmisión de la clase dirigente, económica y política. Mientras eso no se modifique, el país no cambiará y seguirá siendo, en su mayoría, sumiso, borrego, estúpido.

Todas las noticias que he visto en las cadenas, menos la Sexta, cuentan los disturbios, pero no entran a explicar en profundidad sus razones. Y eso es lo que se llama manipular una noticia, dar sólo una cara, en este caso la de la violencia callejera. Que, como dicen en la tertulia de la Sexta uno de esos tertulianos troglodita, invalida las razones de los vecinos.

Los vecinos tienen toda la razón y la están defendiendo para que realmente se les haga caso.

Los vecinos del barrio de Gamonal de Burgos nos están dando una lección a todos los españoles y a los europeos, tan civilizados, mudos y callados la inmensa mayoría. Nuestros derechos y nuestras condiciones de vida hay que pelearlos, y hay que usar todos los medios para conseguir lo que es nuestro y nos quitan cada día.

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