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Izquierda y derecha

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Muchos son los que vocean que lo importante es ser bueno, no de derechas ni de izquierdas, otros que esa división ya es historia, también los hay que no saben dónde está la línea que separa a unos de otros. Los más no saben que en realidad son de derechas, aunque no lo reconozcan. Veo un tuit con una manifestación sobre la que está impresa “Ni de izquierda ni de derecha… somos los de abajo y vamos por los de arriba”. Yo tengo la sensación de que hay una marea (esta vez no reivindicativa) que trata de borrar una realidad, una marea provocada por aquellos a los que les interesa mezclarlo todo, confundirlo, borrar aquello que antes se decía, y que sigue siendo perfectamente válido, de la conciencia de clase, el sentido de pertenencia a un sector de la sociedad.

A mí me parece muy importante ser bueno, tratar correctamente al de enfrente, ser solidario, pero hay una realidad que nos sitúa a todos en uno de los dos bandos centrales en los que está enfrentada la sociedad. Lo que se denominó en su día lucha de clases y que sigue siendo una terrible verdad, actualmente aún más recalcitrante porque el capitalismo salvaje que vivimos lo ha puesto sobre el tapete al provocar una mayor desigualdad en la sociedad, acrecentando la brecha que las divide, haciendo a los ricos más ricos y conduciendo a la clase media al borde más inferior de su estatus y a los pobres mucho más pobres, pero a todos los que no forman parte del sistema desde sus poltronas a ser mucho más esclavos que antes.

Porque esta estafa que llaman crisis ha servido para llevarse por delante las defensas de los trabajadores, ahora a la intemperie, han reducido notablemente las condiciones laborales, han eliminado la situación de comodidad y bienestar alcanzado por la mayoría. Porque la clase dominante no podía consentir sueldos tan altos, amparo social tan organizado y generalizado, instituciones democráticas sólidas, etc.

Y todo esto, perfectamente organizado por esa clase que manda, lo han ejecutado seguramente personas buenas, que tratan bien a sus familias, que hablan del amor y de la felicidad para todos, pero que ellas, pobrecitas, se han visto obligadas a maltratar a los demás. Claro que se han visto obligadas: por sus intereses de clase. Porque lo que es bueno para unos, por ejemplo mantener sus privilegios o aumentar sus beneficios, no es bueno para los otros, los que se van quedando sin servicios sociales, sin la sanidad y la educación públicas de calidad, sin seguridad en el sistema de pensiones…

Si alguien quiere dejar de hablar de izquierda y derecha, lo que no puede hacer es negar que cada uno de nosotros está con unos o con otros. Y que no hay bondad absoluta, ni decisiones patrias que nos favorecen a todos, ni equidistancia para revisar la historia. Este mundo está hecho por unos a costa de los otros. Así que llama como quieras a las políticas y comportamientos que tienen esos unos y esos otros, que tan claramente enfrentados están, por mucho que demasiados vivan engañados toda su vida sin saber realmente cual es su sitio.

Yo soy de izquierdas porque sé en qué lugar de la sociedad estoy.

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