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La soledad del corrupto

La otra tarde me dio pena el pobre alcalde de «la capital de la sierra madrileña», como el propio Juárez se ha esforzado en marcar, cuando presentó su dimisión. Ahí estaba él, desvalido frente al pelotón de fusilamiento de las cámaras periodísticas, abandonado a su suerte por sus compañeros y por los vecinos en general. Proclamando a voz en grito su absoluta inocencia, una y otra vez, pero cayendo su lamento en la arena del desierto más insolidario posible porque ya nadie se lo creía.

Estaba allí, en esa mesa tan larga donde antes se sentaba como jefe de todos los concejales del PP, como máxima autoridad del municipio, en ese momento apareciendo como un pobre diablo que se veía forzado a volver a ser un comercial que recorriera el mundo en busca de clientes. De lo más alto a lo más bajo, tenía que regresar de improviso y de manera forzada de gobernante a su condición humana, cotidiana y vulgar.

Resulta que le habían pillado.

Pero ¿qué había hecho el pobrecito de Agustín?, se decía para su coleto entre declaración y declaración entre grito y grito de ladrón. O mejor: ¿qué había hecho que no hicieran los demás? ¡Pero si hasta uno de sus jefes era el que seguramente le había metido en el lío! Él sólo se había dejado llevar, porque ¡hombre!, no iba a desaprovechar la oportunidad de llevarse un dinerito a casa, como hacían todos. Bueno, está bien, como hacían casi todos, tal y como nos temíamos el resto de mortales y fatalmente vamos comprobando día a día, según la lenta justicia se mueve un poquito y se interesa por algunos de los temas.

¿Estará alguien poderoso interesado en que esto se destape? Pues mire usted, puede ser y puede no ser. Pero la pregunta no es esa, la pregunta es por qué tiene que haber alguien interesado en destapar algo para que se destape. Es más, antes hay otra cuestión que es cómo es posible que en las instituciones de todo tipo haya tal montón de personajes corruptos, ladrones, sinvergüenzas y mafiosos sin que nadie se entere, sin que los que tienen que hacerlo no oigan las quejas y las denuncias de vecinos, de movimientos sociales, de trabajadores.

El miserable alcalde de Collado Villalba, el susodicho Agustín Juárez, que tiene nombre y sobre todo apellido del ejército de Pancho Villa, es una víctima. Una maldita puta víctima. Y es verdad, lo digo en serio. Es víctima de un sistema que, caso de que no todo él sea corrupto, permite y encubre, y hasta alienta las corrupciones, casi siempre al servicio de fortunas personales pero también de las estructuras de los partidos.

No, señores del PP, ni siquiera señores del PSOE, y hasta en alguna ocasión de IU, que son las formaciones que han tenido capacidad de gobierno. Y últimamente también de los sindicatos. No, no es una cuestión individual de mequetrefes sin ética que faltan a su compromiso con la gente como responsables públicos. Es algo establecido en lo que solamente caes cuando tienes la menor oportunidad. Como ese 3% que se ha hecho famoso y que sólo falta que lo incorpore el gobierno que todo lo esquiva a ese PIB que acaba de subir con la prostitución y las drogas, esos favoritismos, los privilegios concedidos a diestro y siniestro y el largo etcétera de desmanes con los que han saqueado el país esta pandilla de estafadores.la soledad del corrupto (1)

Te he mentido, don Agustín, y no quiero que a mi me cojan por mentiroso, no me diste pena, me provocaste satisfacción cuando te vi solo buscando desesperadamente una salida al merecido castigo que te va a caer encima, y que ya te ha caído, y también cuando te supe en la trena, que es adonde estáis yendo algunos de los muchos que la tienen que disfrutar. Porque sois víctimas de un sistema que habéis construido vosotros, y eso no sólo lo deberíais pagar en las urnas, lo debéis pagar devolviendo el dinero y yendo derechitos a la cárcel. Tú, de momento, ya lo has empezado a pagar. Y algunos gozamos de satisfacción.

Y no hay perdón, porque la gente como el último alcalde de Villalba, y no voy a dar ningún otro ejemplo aunque hay miles, entre políticos, empresarios y sindicalistas, entre otros, es la que tiene la culpa del deterioro de la sanidad, del deterioro de la educación, de que este país en lugar de avanzar haya retrocedido hasta situarse en un pozo en el que algunos sólo ven salida suicidándose. ¡Malditos sean!

1 comentario en «La soledad del corrupto»

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