Tras veinticinco años, el gran Le Carré publica una nueva novela, de espías, claro, porque sigue siendo el gran Le Carré aun sus 87 años, y se las ha arreglado para estar ambientada de nuevo en la Guerra Fría, su cantera de ideas, su mundo durante muchos muchos años; y ha contado nuevamente con su personaje emblema Smiley, tras 36 años de su última aparición, en El peregrino secreto (1990). El legado de los espías vuelve a ser una novela excelente. Publicada en Editorial Planeta.
Ya en aquella anterior aparecía ya Peter Guillam, leal colega y discípulo de Smiley en los servicios secretos británicos, también conocidos como Circus, que es quien ahora cobra el protagonismo. Circus, hoy una grotesca fortaleza… escandalosamente ostentosa, convertido hoy en parque temático del espionaje a orillas del Támesis. Peter, un anciano que aunque tiene dificultades para oír conserva tanto su lucidez mental como su vigor físico; Peter disfruta de su jubilación en un lugar retirado de la costa meridional de Bretaña, cuando el pasado le cae de golpe, cuando su pasado en la Guerra Fría lo reclama.
Y entramos de nuevo en aquellas batallas que, en ocasiones, ha vertido mucha sangre inocente, aunque tal vez sin necesidad de disparar ni un solo tiro. Como en el caso que los actuales dirigentes pretenden aclarar, y que ejemplifica una manera de actuar: una operación contra la Stasi, la inteligencia de la República Democrática Alemana, la Operación Carambola. Y es que ésa, una más de aquellas operaciones de inteligencia, orgullo del Londres secreto, está siendo investigada por una generación sin memoria de la guerra, por lo que todo indica que alguien tendrá que pagar por la sangre inocente vertida en nombre de un bien superior.
Le Carré es un escritor que ha vendido más de 35 millones de ejemplares de sus novelas de espionaje en cerca de 40 países. Durante los años 50 y 60 trabajó para los servicios de inteligencia británicos y ha escrito novelas como El topo, El sastre de Panamá, El jardinero fiel o El infiltrado, por ejemplo, que también os sonarán como títulos de películas. Opositor al Brexit, Le Carré practica en esta obra una crítica velada a la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Smiley es un europeísta convencido que «arremete contra el aislacionismo y el chauvinismo que lo rodean”. También se habla en estas páginas de la intervención de los servicios secretos en la política de otros países, en la manipulación de las voluntades o en los límites de la vigilancia estatal y la libertad individual.
Parecía que ya nunca más volveríamos a leer una nueva novela del autor de aquella mítica obra El espía que surgió del frío, pero a sus cerca de noventa años de edad, y tras tantos años en silencio, regresa con El legado de los espías y toda su capacidad creadora, más maduro, claro, la misma calidad y las mismas dosis de intriga. Más reflexión, con ciertas porciones de cinismo, de crítica a la actuación en aquel tiempo. El legado de los espías es una excelente novela, de lectura fácil y que envuelve al lector en una historia con continuos saltos entre pasado y presente. Impecable.
«¿Entonces todo fue por Inglaterra? En su momento sí, pero… ¿a la Inglaterra de quién? ¿Inglaterra sola, perdida en alguna parte?».