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Los viejos papeles, de David Panadero, homenaje a la literatura popular

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David Panadero es uno de los personajes más influyentes en la novela policíaca y criminal española. Está presente en casi todos los acontecimientos relacionados con el medio. Ha dirigido la colección de novelas Calle Negra para La Factoría de Ideas y actualmente dirige Off Versátil. Sobre todo es el responsable, desde 2002, de la prestigiosa revista Prótesis, todo un referente esencial, y no sólo en España. Y ahora se reedita su primera novela, que pasó desapercibida en su momento. Aparece en la colección Estrella Negra de Cuadernos del Laberinto.

Una primera novela, Los viejos papeles, que rezuma la calidad de un autor consagrado. No le falta nada: tensión, intriga, atmósfera, emoción, personajes.

Arturo Iglesias es un joven periodista que, muerta su madre, se embarca en un proyecto postergado: hacer un reportaje sobre las novelas populares o de bolsillo en los tiempos de Franco. Un asunto íntimamente ligado a la propia personalidad de David Panadero. Cuando la labor le conduce ante Mateo Duque, un clásico del género, artífice de decenas de novelas de «a duro», la trama encuentra un motor por el que caminar hacia el misterio, y el pasado. Un pasado que tiene que ver con el propio periodista.

Se lee tan fácil que podría parecer imperfecta, pero es todo lo contrario. Está bien construida, de modo que nos va metiendo sin darnos cuenta en el pantano al que nos quería conducir, hasta anclarnos en sus tierras movedizas. Entonces ya no tenemos más remedio que sucumbir.

David Panadero nos cuenta una bella historia, aderezada por la nostalgia que siente por aquel tiempo cuando el kiosco era un elemento crucial, definitivo, del universo de la fantasía, de la imaginación, del trabajo a destajo de una pléyade de escritores que subsistían dando, a pesar de las condiciones, los mejor de sí en aquellas historias que apenas se valoraban, pero que a algunos, como a David, nunca se le van a olvidar y, en realidad, forman parte de su bagaje cultural y creador.

En ese sentido, Los viejos papeles es un homenaje a ese mundo.

Pero sobre todo es una historia interesante, bien trabada, que sabe enredar al lector desde las emociones, precisamente como si fuera una de aquellas historias, uno de aquellas novelas de literatura popular. Y eso no es negativo, sino bien al contrario, otro.

A mí me ha gustado mucho, he pasado un buen rato, que es precisamente uno de los objetivos que tienen que tener todo libro.

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