Saltar al contenido

Podemos y la decepción

En 1982, durante la noche electoral, se celebraba en la Plaza Mayor el triunfo del PSOE, se pensaba entonces que el triunfo de la izquierda (y era verdad en gran medida). Recuerdo con toda nitidez que, aunque contento, yo tenía un regusto de tristeza, un poso de insatisfacción, un importante deje de preocupación. Porque aquel triunfo socialista se conjugaba con una debacle comunista, y eso no me gustaba, yo pensaba desde mi independencia, que esa circunstancia iba a resultar muy negativa para el futuro que se abría en el país ese día. Y efectivamente resultó ser muy perjudicial. Abrigo todas las esperanzas posibles en los triunfos de Podemos, pero igual que en aquella noche, mi inseparable sentido crítico reconoce que con Podemos no va a llegar la alternativa necesaria en la que muchos creemos, por mucho que sí puede traer el cambio necesario.

No voy a decir que haya que cambiar el sistema actual, puede que por algún prejuicio pequeño burgués que me advierte de hecatombes inexistentes, pero desde luego en lo que creo firmemente es en que hay que ser todo lo más radical posible. Es decir, hay que provocar y llevar a cabo grandes transformaciones, que si no dan la vuelta al sistema, al menos reconduzcan su camino.

Sin embargo, Podemos, seguramente con buen criterio, está siendo posibilista, está reconduciendo sus reivindicaciones y planteamientos iniciales, idénticos a los que hemos tenido en la calle en estos casi cuatro años desde que explotó el 15M, decidiendo puntos realistas de un programa electoral. Porque se ha propuesto tomar el poder, y todo lo hace, ya, en función de ese objetivo.

Es algo decepcionante en el sentido de que parece que no puede suceder de otra manera, cuando se pasa de la calle a una acción política con visos de gobierno. Pero sigue siendo gratificante imaginar que quien puede gobernar haya nacido con las luchas y reivindicaciones de la gente común.

Ese es un aspecto diferenciador entre los deseos de antes y las nuevas perspectivas. Del mismo modo es preocupante la estrategia de no buscar la confluencia con otras fuerzas con similar discurso, decisión que podría dar al traste con la victoria de fuerzas progresistas en comunidades y, sobre todo, muchos municipios. Tanto cálculo electoral de cara a las elecciones generales puede estar motivado por dar tiempo para conocer las fuerzas internas, que es lo que se dice, y así lograr que nada manche el camino a la victoria final; pero también puede estar debido a un exceso de arrogancia y autosuficiencia que puede terminar recibiendo un castigo por parte de la población.

Y todavía un aspecto más, que vivo en directo en el círculo de mi municipio. Me refiero al peligro de supeditar a los colectivos de personas que han fundado los círculos, y que los han mantenido este tiempo, que han estado y están en la calle, a la aparente política de buscar la participación de los inscritos (exclusivamente vía Internet), a quienes termina dando todo el poder. Gentes a las que ni siquiera se conoce en los barrios y en los pueblos, que pueden ser, y de hecho en muchos sitios lo son, contrarios a la política y al espíritu de Podemos. Algo que recuerda mucho al abandono que en la práctica sufrieron los movimientos de masas por parte de los partidos de izquierda, durante la Transición, ocupándose tan sólo entonces de recibir a los arribistas y chaqueteros que tanto daño hicieron, mientras se desvinculaban de la realidad.

El secretario general del círculo de Podemos de Collado Mediano puede ser alguien, y sabremos en un par de días si asi ha sido, elegido a pesar del consenso en su contra de la asamblea presencial, pero que ha mantenido su candidatura en base a la esperanza de que los inscritos, el resto de la asamblea virtual, opte mayoritariamente por él. Esa falta de consideración por la gente luchadora, con mayor iniciativa (sin negar esas cualidades en los que no se conocen, pero es que no se conocen), me parece una irresponsabilidad de la estructura organizativa, considerando que, de entrada, no son más que sombras de las que no importa nada su naturaleza política.

Esta manera de hacer puede conducir a configurar una maquinaria incluso antidemocrática.

Sólo de pasada señalo que hay otros peligros gruesos en Podemos, como el hiperliderazgo, la no incorporación de perdedores valiosos en contiendas ya vividas, y el más evidente: la insistencia en estar permanentemente en las pantallas de la televisión, sin que se detecte el menor criterio selectivo ni de estrategia comunicacional. Pudiendo provocar en la gente, en el electorado incluso, el efecto directamente inverso al pretendido.

Sí, estoy por el triunfo de Podemos, me parece que, a pesar de los tropiezos y limitaciones ya irremediables, y de los peligros que se atisban, es una salida espléndida a la actual coyuntura social, económica y política que vive España. Pero lo que quiero decir es que estemos todos atentos a sus errores, no caigamos en el triunfalismo, no hagamos la vista gorda ante lo que nos parezca contrario a nuestras ideas, y delatemos lo que nos parezca que no marcha por el camino adecuado. Por si nos escuchan, que es una esperanza conveniente.

1 comentario en «Podemos y la decepción»

  1. Hola Víctor. Estaba dudando de enviarte un comentario a este escrito tuyo,entre otras cosas, porque no sé si sirve para algo. Pero como tengo dudas sobre ello, aquí te van unas palabras al respecto. Estuve en una mesa redonda hace poco tiempo en Madrid, con ponentes de Ganemos, Podemos y otros movimientos anarquistas y similares. Y salí de allí triste al comprobar que se siguen cometiendo los mismos errores de siempre, y que la FE sigue contaminando a tantos jóvenes rebeldes, y tan confundidos al mismo tiempo. Se dijo allí, entre otras cosas, que de lo que se trataba era de construir una «arquitectura institucional», que tuviera un contrapeso en los movimientos sociales. Entonces se me ocurrió la pregunta siguiente: ¿cómo es que entonces, salvo raras excepciones, han desaparecido las Asambleas del 15-M, que serían uno de los más importantes contrapesos a esa nueva «arquitectura institucional? Y más: ¿qué tiene que ver una Asamblea viva, en la que nos vemos las caras y nos sentimos, con la participación on-line, y la cosa esa de los inscritos…? Cuando llegó la Democracia del 78 había en los barrios mucha vida: cine forums, compañías de teatro, Asociaciones de vecinos, clubs juveniles, Asociaciones culturales…; y entonces llegaron los Políticos y le dijeron a la gente que eso tocaba a su fin, que ellos ya se ocuparían de todo, y que lo que tocaba era votar y todas las monsergas ya conocidas. ¿Resultados? Ya se conocen. ¿Y bien? ¿De qué va esta nueva «arquitectura institucional» pregonada por aquellos que abandonan las Asambleas del 15-M para construir un Partido político que tenga un contrapeso en los movimientos sociales? Si esa maniobra tuviese un mínimo de franqueza, estarían ellos más interesados en mantener los movimientos alternativos, que en meterse en la boca del lobo. Pero ya se huele por todas partes, se siente en los corazones (entre ellos, el tuyo), que eso no va a ser así. Que se va a volver a lo mismo de siempre irremediablemente. Y, para no alargarme, es muy triste contemplar cómo cuando el Sistema se viene abajo, cuando la FE que lo sostiene hace aguas por doquier, tienen que venir los rebeldes de nuevo a salvar el Sistema por la vía de cambiar las cosas para que todo siga lo mismo. Que El Estado, que es lo mismo ya que El Capital, nos haya esquilmado salvando la Banca, cosa que ha ocurrido en otros países como sabemos, pase; pero que gente que ha gritado en las plazas NO a tanta mierda, vaya ahora a salvar al Estado proponiendo una nueva «arquitectura institucional», que no es otra cosa que ponerle un nuevo traje a un Señor que huele a podrido, eso es lastimoso y triste. Esa misma mierda les embadurnará a ellos en poco tiempo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.