Decimos: ¿qué sociedad estamos dejando a nuestros hijos? Tal vez la pregunta sea correcta, pero desde luego es injusta, porque no todos tenemos la misma responsabilidad en cómo es nuestra sociedad. No es igual la de quienes han estado, o están en el poder, que la de las personas permanentemente en la oposición, en el frente alternativo de los que creemos en otro tipo de sociedad. De lo que no hay duda es de que esa cuestión se recrudece ante un presidente de Estados Unidos como Donald Trump, de la estirpe de los patos más hoscos.
Y estoy hablando del mundo en general, de los cinco continentes, de la sociedad globalizada. Me parece urgente una reflexión en profundidad sobre todos los asuntos que nos afectan. Que estudiemos qué enseñanzas, qué moral y qué valores se están trasmitiendo a las nuevas generaciones. ¿Que aprenden en la televisión, por ejemplo, pero en la televisión tanto española como norteamericana u austriaca, y seguramente china o brasileña, cuando se programa en su totalidad bazofia alienante?
¿Con qué objetivo se enseña, por ejemplo en nuestro país, cuando se elimina una asignatura que se llama Educación de la Ciudadanía, y no pasa nada? ¿Cuando en lugar de crear personas independientes, con capacidad para investigar, para pensar, etc., se va haciendo cada vez más clones para embutirlos en las empresas?
¿Cuál es el modelo ético al que invitan a seguir nuestros políticos y demás prohombres? ¿Qué significa que un anuncio de la televisión ofrezca tarjetas black de broma para promover su producto?
En este blog ya he opinado sobre lo que pienso de mis conciudadanos, que son capaces de actuar de manera masoquista a la hora de votar, y votan mayoritariamente (y el porcentaje va subiendo) a un tipejo como Mariano Rajoy, que ni siquiera sabe hablar, que actúa en contra de los intereses de la mayoría y sólo defiende a las grandes empresas, a los bancos y los valores de mezquindad, insolidaridad, mediocridad, chabacanería, desigualdad, injusticia y obscenidad de la sociedad a la que me estoy refiriendo.
Pero no se trata solo de Mariano Rajoy, quien representa la España de charanga y pandereta, y, este sistema basado en la opresión, la manipulación, la falta de cultura, la total ausencia de ética, etc. No, estamos contemplando con estupor toda una sociedad contemporánea que camina al abismo. Una sociedad global que enseña a votar a Mariano Rajoy, pero también a los líderes ultraderechistas europeos y a ese fantoche fascista que es Donald Trump. Por ejemplo.
¿Cómo es posible que un tipo tan evidente como Trump haya ganado en Estados Unidos, y haya sido coronado emperador? Trump representa a los fabricantes de armas, al Ku Klux Klan, a los nazis del mundo, a los machistas empedernidos, a los que les importa una mierda si el globo terráqueo acelera su camino a la destrucción por el trato medioambiental que se le está concediendo (acordaros del primo de Rajoy), a quien sólo le preocupa que su familia sea la más privilegiada del mundo entero, que está preparando el camino para echarse un duelo a pistola con Putin, del que lo más seguro es que salgamos escaldados todos, que ya se ha comenzado a enfrentar con China. Etc., etc., etc. Un tipo que es desagradable nada más verlo; en fin, un loco peligroso.
Pues a Trump le ha votado la mayoría de los que participaron en las elecciones, por eso ha llegado donde ha llegado. ¿Por su dinero? Claro. ¿Por su maquiavelismo CIArrótico? Evidente. ¿Por su…? Desde luego, Finalmente, porque la educación de la gente está alcanzando cotas de catástrofe anunciadas, porque esta sociedad funciona de la manera que determinados poderes han decidido, y Trump ha conectado perfectamente con ellos, con la mayoría silenciosa y aborregada que decide.
¿Pesimista? No, ya está bien que cuando reflexiono críticamente sobre mi mundo se me tache de pesimista. ¿O es que hay algo bueno en que Trump sea el sheriff de Estados Unidos o que Marine Le Pen pueda llegar a ser presidenta de la República francesa o que Rajoy siga siendo el jefe de los españoles? ¿No habría que darle una vuelta a lo que está pasando, en el fondo y en la superficie de nuestro colectivo humano? Soy realista.
Sí, es para asustarse, y mucho. Así que, nada, podemos seguir tumbados en el sofá viendo la programación canalla de la televisión. Eso sí que es optimismo.
¿Que qué sociedad es esta? La Tecnodemocracia avanzada, cuyo poder de dominio sobre la gente no tiene parangón en la Histaria de la especie humana. Toda la Ciencia y Teología están al servicio del Señor. ¿Conoces algún otro Régimen en el que un siervo se considere libre?
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