Sharko no es una gran novela, es, digamos desde el principio aunque luego lo aclaremos, resultona, con interés para un público no exigente, pero que tiene algunos aspectos que distancian su trabajo, el de Franck Thilliez, de otros autores de mucha calidad, como Minier, Manook o Lemaitre, por ejemplo. Está editada por Planeta.
Autor francés, Franck Thilliez estudió Ingeniería Informática y trabajó durante varios años para la multinacional Sollac Dunkerque, hasta que en 2005 decidió dedicarse por completo a la literatura. Algo común a muchos que inician una carrera hasta que se tropiezan con su vocación literaria. Sus primeras novelas, todas policiacas, no fueron demasiado bien acogidas por el público, aunque con su tercer libro, La Chambre des morts, recibió los premios Quais du polar y el SNCF al mejor polar francés. Desde ese momento ha publicado obras como El ángel rojo, Gataca, Atomka o Paranoia.
Sharko está protagonizada por una pareja de policías, Fran Sharko y Lucie Heneblle, que también son pareja sentimental. Aunque eso es así ahora, porque ella era madre soltera de dos gemelas y trabajaban en departamentos distintos.
El origen de esta historia es el de un asesinato cometido por Lucie cuando, espoleada por su tía, entra ilegalmente en el domicilio de un presunto acosador, maltratador o incluso asesino. Ha sido un accidente, que Frank automáticamente oculta, distorsionando la escena del crimen. Relacionado con otro cadáver, la investigación se va complicando hasta enfrentarse a una compleja organización que se mueve entre las sombras, relacionada con la sangre, así que un grupo vampírico en apariencia.
Es entretenida, te engancha hasta el final. Pero para mí hay dos errores que no me permiten una adhesión inquebrantable.
Por una parte, el hecho de que ella mate a un tipo, habiendo entrado ilegalmente en su casa, para ellos, que son policías, debiera ser un shock que no me trasmite el autor. Tendría que unir sobremanera a la pareja, o distanciarla, desde luego que provocar una sacudida brutal que no se describe. Franck se ocupa de desviar la autoría para que no se le reconozca, de manera muy profesional, muy fría. Y luego sí, claro, es muy grave, así, sin más, pero todo se reduce a la preocupación por ser descubiertos.
El otro asunto es el de la documentación, que además Thilliez agradece exhaustivamente al final. Debiera haberla asumido, interiorizado, para aprovecharse de lo que afectara directamente a la investigación, al desarrollo de la trama. Pero en varias ocasiones se hace pesada, la desmenuza como queriendo contarnos todo lo que sabe del tema, o temas. Enfermedades de la sangre, priones, tratamientos, posibilidades… nos crea un ambiente y una complejidad que no se sabe muy bien por qué ni cómo se evapora dejando un final previsible.
Sharko no tiene mucha calidad, y probablemente sea, según parece por comentarios que he leído de novelas anteriores, de las mejores de la saga. Sólo es un divertimento que para el verano puede funcionar, si no tienes otras novelas más aconsejables al alcance de la tumbona. De todas formas es un poco penoso que se editen aquí novelas anglosajonas en cantidad, también europeas, sobre todo del norte, que son de baja calidad, mediocres, en lugar de dar cuanto menos ese mismo tratamiento a novelas de autores españoles. ¡Qué le vamos a hacer!