Temporadas 85-86 y 86-77. Director de Comunicación e Imagen del teatro municipal. Fue un tiempo enloquecido que nutrió mi desequilibrio, puesto ya en serio peligro por un reiterado batacazo amoroso.
Hacía compatible mi trabajo con Elígeme, lo que me obligaba a dormir escasamente. Terminaba en el teatro, más tarde o más temprano dependiendo de si había estreno o no, y me iba al Elígeme, a zambullirme en la noche, con lo que conllevaba, hasta la madrugada. Dormía algo y de nuevo al curro. Hasta que no lo soporté y dejé el teatro. Para entonces el Elígeme tiraba a todo trapo, era una aventura fascinante y era mío.
Pero recuerdo con mucha nostalgia aquel tiempo en el teatro; de no existir la sala, seguramente aún formaría parte del mundo del teatro, de una manera u otra, pero la vida se desenvuelve azarosamente.
Poco después de entrar viajé a Bruselas, a un festival internacional que se hacía allí, Europalia, con La casa de Bernarda Alba.
De entonces me queda mi amistad con Silvia Espallargas y con Lola de Pablos, con quienes ya eran amigos mío y sumé al equipo, como Lola Requena. Y guardo un entrañable de Ana Narros, de Clara. Sobre todo fue muy enriquecedora la relación con ese grande del teatro que es Miguel Narros.
Probablemente esta foto de la compañía y del equipo del teatro en la sala de butacas, así como las de esas dos ruedas de prensa correspondan a El Concierto de San Ovidio; además al menos en la de abajo están los altos cargos de la ONCE.
Me precio de haber estado en las negociaciones para que la ONCE patrocinara la obra, seguramente una de las primeras veces en que la fundación invirtiera en padrinazgo cultural. Presente el querido Buero Vallejo, además del concejal de cultura y del teniente de alcalde del Ayuntamiento, institución de la que el teatro dependía, y espero que nunca deje de hacerlo a pesar de las ansias privatizadoras del Partido Popular que sigue gobernando como un cortijo la ciudad de Madrid.
La verdad es que cumplíamos con nuestro trabajo, con todo el rigor posible. pero también nos lo pasábamos bien, esta simpática foto lo demuestra. Siempre me he preocupado de que quienes tuvieran que trabajar lo hicieran a gusto.