Hay una tendencia a que las novelas negras de la actualidad tengan demasiadas páginas, muchas parecen claramente alargadas artificialmente, para rondar las 500 o 600 páginas, que al parecer es lo que los editores o los autores entienden que busca el público. Aunque no sólo no haría falta, como tantísimos ejemplos demuestran, sino que esa decisión, en demasiadas ocasiones, impide que sean novelas rotundas, mejores obras. Porque, desde luego, la calidad no viene dada por la mayor extensión de un libro. Y algo de eso le pasa a Un bello misterio, novela de Louise Penny publicada por Black Salamandra.
La historia de Un bello misterio me ha resultado curiosa, y me ha gustado mucho. Es una recuperación del famoso crimen en una habitación cerrada, porque Louise Penny es una escritora de novelas enigma, de novelas de misterio, de esas a manera de rompecabezas en las que el autor, o autora, provee al lector de los indicios acerca de la identidad del autor del delito, para que pueda deducirlo antes de que la solución se revele en las últimas páginas o en las últimas líneas del libro. Lo que hacía Simenon, o Agatha Christie, Michael Innes, Nicholas Blake o el mismísimo Chesterton,
Pues aquí la habitación es un monasterio apartado donde conviven bajo voto de silencio 24 monjes, con su abad y su prior. Es la orden de los gilbertinos que, tras persecuciones históricas, reaparecen en ese lugar remoto del Canadá: el monasterio de Saint-Gilbert-Entre-les-loups. Acaban de pasar a la fama por un disco con lo que les reúne a todos: su amor por la música, por el canto gregoriano, que les sitúa en la senda a Dios.
Traspasan sus muros, en ese paraje virgen de Quebec, a orillas de un lago rodeado de bosques y muy alejado de la civilización, los inspectores Armand Gamache y Jean-Guy Beauvoir, porque el maestro del coro, el prior, el hermano Mathieu, ha sido asesinado de un golpe en el cráneo. Gamache sigue siendo inspector en el Departamento de Homicidios de la Sureté du Quebec en la quinta entrega de esta saga publicada en España. Jean-Guy Beauvoir es la mano derecha de Gamache, en novelas anteriores estuvo casado con Enid, luego separado, aunque comparten un hijo, Roslyn, y ahora lleva tres meses saliendo con Annie, la hija de su jefe, quien no se ha dado por enterado, aunque lo sabe.
Y los monjes de Saint-Gilbert: Dom Philippe, el abad, de ojos color azul intenso. Simon, su secretario, taciturno, apasionado de las gallinas. Luc es el monje de la portería. Antoine el solista del coro. Bernard el monje cocinero. Raymond el que se ocupa del mantenimiento. Etc.
Puesto el tablero y las fichas, comienza el juego de deducciones, de hipótesis, de conversaciones con los distintos personajes, o monjes… de búsqueda de la casilla de salida, que es encontrar al culpable. Teniendo una importancia capital el ambiente claustrofóbico y hermoso, hermético y singular, donde la voz vive replegada en el matiz del gesto, siempre acunado por la música que el lector siente que escucha, porque nos dicen que es un prodigio. Tanta importancia tiene la música que los neumas, precedente de las notas musicales, cumplen en la trama un papel destacado. Tal vez por eso se merecen una atención… un tanto excesiva, tal vez.
También el autor tiene la obligación de despistar al lector, de conducirle por una pista falsa. O no.
Louise Penny nació en Toronto en 1958, ha editado un buen puñado de novelas de esta guisa, y su trabajo ha sido muy reconocido con cantidad de premios, editada en 25 idiomas, etc. Una autora de éxito. Precisamente por eso no entiendo que, según me parece, alargue sin necesidad la novela.
A mí me ha gustado mucho Un bello misterio. No quiero dar una impresión equivocada. Sobre cualquier otra consideración, me ha entretenido, pienso que es una gran novela, con una atmósfera perfectamente lograda, unos personajes que se salen de las páginas: cómo desarrolla la trama, cómo lo cuenta. Pero de repente llega allí Francoeur, que es el superintendente, jefe de Gamache, al que no puede ni ver, y viceversa; y la verdad, no entiendo a qué viene. Se puede explicar por mantener la serie viva, recordando una triste episodio pasado, pudiera ser, pero estorba. Y sobre todo, que aparezca un enviado del Vaticano, miembro de la Inquisición actual, que anda buscando un libro revelador de verdades que parecían perdidas, es un pegote que desde luego no viene a cuento. A lo que se añade el exceso de neumas. Pero hemos llegado a las 500 páginas.
Recomiendo la lectura de Un bello misterio, de Louise Penny. Pero procuro desmenuzar aquello que descubro, por si le vale a alguien, y cuento lo que pienso. ¿A ti que te ha parecido?